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La doctrina gnóstica es simplemente el cóctel que se le ocurrió hacer al colombiano Víctor Gómez (alias Samael Aun Weor). El tomó elementos de aquí y de allá. Aprendió de los indios de la Sierra Nevada de Santa Marta a preparar ungüentos y pomadas de las plantas, conocimientos que manejó para continuar con el negocio de medicina natural que le permitía sobrevivir. Fue discípulo del rosacruz mexicano llamado Arnoldo Krumm Heller (el cual lideraba su propia “Fraternitas Rosacruciana Antiqua”). Integrar todo lo aprendido fue lo que le permitió confeccionar su excénctrica doctrina, cargada de una amalgama de variados elementos tales como: rituales iniciáticos masónicos, ceremonias plagiadas de la OTO de Aleister Crowley (misas gnósticas y otros ritos), técnicas “psicológicas” de Gurdjieff, concepciones cósmicas tomadas de la Sociedad Teosófica, ufología barata, temática histórica tendenciosa expuesta con poca formación en virtud de cursillos acelerados, prácticas de meditación, ejercicios físicos de absorción y canalización de energías (“runas”), métodos sexuales “tántricos”, y muchos otros añadidos traídos de muy diversas fuentes. El logró abarcar diversas ramas ocultistas para desarrollar una doctrina que cautivaría a cualquier aficionado o practicante del espiritismo, esoterismo y ocultismo, e incluyó temas religiosos parcialmente compatibles con el cristianismo, hinduísmo y el budismo. Logró capturar a millones de simpatizantes de diversas doctrinas ocultistas. Su expansión alcanzó países de habla hispana, manteniendo su epicentro en México, porque fue el país que escogió para afincarse y fortalecer su expansión.

Tras el fallecimiento del líder (1977), la secta sufrió un sin fin de divisiones y subdivisiones, yéndose unos con la viuda (Maestra Litelantes), otros con el alumno predilecto (Ernesto Barón L.), otros con el insigne colaborador (Maestro Rabolú), y así sucesivamente. El resultado de ello es que hay muchos grupos gnósticos, cada uno de ellos funcionando por separado y con independencia, siguiendo criterios distintos aunque teniendo todas en común la adhesión a la doctrina del líder Samael y una dinámica de organización y funcionamiento que, a grandes rasgos, suele ser bastante parecida.

La rama del Maestro Rabolú, llamada CARF (Ciencia, Arte, Religión y Filosofía), también denominada ‘Asociación Cultural Movimiento Gnóstico, se autodisolvió hace unos cuantos años, tras dedicar sus últimos esfuerzos, tanto personales como económicos, a difundir un libro de dicho líder en el que se anunciaba el inminente fin de nuestro planeta, y de la humanidad entera, como consecuencia de la inmediata llegada del planeta Hercólubus (que ya había anunciado Samael Aun Weor): «Una profecía a muy corto plazo», según decía Rabolú hace más de 20 años.

Las demás ramas existentes han ido experimentando divisiones y refundiciones varias, con sucesivos cambios de nombres, por lo que no es tan fácil el seguimiento de las mismas. Personalmente conocí, sobre todo, el grupo liderado por Ernesto Barón (entonces llamado «Centro de Estudios Gnósticos«, «CEG» o «Centro de Estudios de Antropología Gnóstica«); aunque también llegué a conocer el CARF. Existía también, como decía, la rama de la Maestra Litelantes, viuda de Samael, evidentemente enfrentada con el grupo antedicho liderado por Ernesto Barón. Los adherentes de cada rama consideraban “sectarios” a los adeptos de los grupos rivales.

Hoy parece que se disimula el nombre de «Gnosis», visto el revuelo producido por la existencia de esta secta, y los grupos adoptan nombres algo distintos, como «Centro de Estudios del Autoconocimiento», entre otros.

La doctrina gnóstica común a todos estos grupos, a grandes rasgos, consiste de un proceso esotérico de realización espiritual que se compone de “tres factores”: morir, nacer y sacrificarse por la humanidad.

  1. Morir es la desaparición de nuestros “yoes”, “egos” o “agregados psicológicos”; dando por sentado que no tenemos un ego, sino muchos dentro de nosotros, y que para que nuestra esencia o conciencia espiritual se libere, es necesaria la eliminación de todos esos elementos psicológicos mediante un trabajo interior de “psicología revolucionaria”, con “autoobservación” y meditación.
  2. Nacer es un proceso de “alquimia sexual” (tantra) en el que la energía es retenida para que se concentre en la construcción de nuestros “cuerpos superiores” que nos permitirán el acceso a ciertos mundos “elevados”.
  3. Sacrificarse por la humanidad es transmitir la enseñanza “gnóstica”, entregar nuestra vida a la causa y convertirse en un agente dedicado a esta labor. Sin estos “tres factores”, no puede haber realización espiritual (autorrealización).

El gnosticismo de Samael reconoce la un aspecto creencia pagana sobre la reencarnación, compartida también por religiones budistas e hinduistas. Según la Gnosis de Samael Aun Weor, cada uno de nosotros recibe una serie de oportunidades, con cada nacimiento humano, a través de largos ciclos de “retorno” según el giro de la “Rueda del Samsara”. De no aprovecharse estas oportunidades de autorrealización, conocemos la “involución” y el “descenso a estados infernales, pasando por encarnar en animales involutivos«, tras lo cual vuelve a girar la rueda en sentido ascendente (en “evolución”), encarnando en “animales evolutivos» y después recobrando el estado humano, brindándose a nuestras “esencias”, nuevas ocasiones de liberación espiritual, pero estas oportunidades de autorrealización son limitadas, porque creen que existen 108 encarnaciones humanas con cada ciclo de la “rueda del samsara”.

Se enseña la «ley de recurrencia«, según la cual nuestras experiencias vitales tienden a ser una repetición de lo que ya hemos vivido en encarnaciones anteriores, e incluso en una misma encarnación tendemos a repetir experiencias, sin darnos cuenta. Ello se entiende que es porque «estamos dormidos«, y nuestras existencias transcurren en la ignorancia, por lo que es necesario un despertar de la conciencia que nos saque de ese estado.

Es habitual en estos grupos la práctica de la meditación, un ejercicio en el que los alumnos se sientan con las piernas entrecruzadas y relajan tanto su cuerpo como su mente, tratando de alcanzar cierto estado de concentración y de serenidad mental. Estos ejercicios, aunque pueden realizarse en el hogar, a menudo se efectúan en los centros de la secta, dirigidos por los instructores, que en tales circunstancias inducen en los practicantes creencias e ideas doctrinales que hacen sentir que lo aprendido es confirmado por sensaciones sugestivas que pueden experimentar bajo estas condiciones ambientales y de relajamiento corporal, porque facilita el desarrollo de estados alterados de conciencia.

Aunque no es un grupo vegetariano, se prohíbe en él el consumo de carne de cerdo, lo que no impide que en algunos fines de fiesta, con motivo de las clausuras de cursos de psicología o de misioneros, las cenas incluyan abundantes cantidades de derivados cárnicos porcinos, al objeto de romper los esquemas de los adeptos y desconcertarlos. De igual manera, y aunque se desaconseja el consumo de alcohol, éste se sirve con abundancia en tales celebraciones. Al menos así ocurría, hace algunas décadas, en la rama conocida como “CEG” (Centro de Estudios Gnósticos).

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