Mi ingreso en la Rosacruz Aurea

A finales de los años 1980, cuando yo tenía apenas 20 años, conocí una organización llamada Lectorium Rosicrucianum, también denominada Escuela Internacional de la Rosacruz de Oro, hoy “de la Rosacruz Áurea”.

Supe de dicha “Escuela Espiritual” a través de libros dedicados al tema rosacruz, carteles en las calles que anunciaban tanto cursos por correspondencia, como conferencias públicas, así como anuncios en revistas especializadas en cuestiones esotéricas y paranormales. Fue fácil contactar con esta escuela, de referencia en este ámbito, junto a otras tanto o más célebres, como la AMORC (Antigua y Mística Orden de la Rosa Cruz) y la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel.

Hallé unos carteles en los que se invitaba al público a solicitar un curso gratuito por correspondencia, previo envío por mi parte de unos sellos de correos o timbres postales de valor ordinario, para el franqueo de las cartas que se me remitirían, una pequeña y asequible aportación, así que no me pareció que tuviera mucho que perder. Lo solicité y recibí un total de cinco cartas, espaciadas para que pudiera asimilar su contenido, en las cuales se exponían de modo muy superficial, las líneas generales de lo que podría considerarse una doctrina gnóstica. Finalizado este curso se me invitó a solicitar el segundo, el cual abundaba en dicha doctrina.

Terminado el segundo curso por correspondencia, de 12 cartas, se me invitó a iniciar una relación de alumnado directo y presencial. Así fue: contacté con el centro local de la ciudad más cercana y aún recuerdo mi primer encuentro con sus dirigentes, que irradiaban una impresionante capacidad de convicción. Al mismo tiempo, en ese primer contacto, pude percibir sensaciones que causaban mi extrañeza, perspectiva que perdí más tarde al asimilarme con el ambiente. Aún notaba, en esos primeros encuentros, cómo todo parecía muy afectado, con acusada delicadeza; por ejemplo, cuando lo alumnos adultos iban ofreciéndose caramelos unos a otros.

Inicié mi alumnado. El primer grado era “alumno preparatorio”, el segundo “alumno probatorio” y el tercero “alumno confesional”. Algún tiempo después, y para integrar a los meros simpatizantes, se ideó un grado previo, la condición de “miembro”, con un nivel de compromiso mínimo.

Después de esos tres grados venían los pertenecientes a la llamada Escuela Interior, y propiamente “esotéricos”, de los que poco o nada sabíamos los que estábamos por debajo. Por encima de ellos estaban las direcciones de carácter nacional e internacional.

Éste fue el inicio, y seguiré compartiendo mi experiencia, además de información sobre la historia de la Fraternidad Rosacruz, para comprender su verdadera naturaleza, y datos que sustentan el porqué ese grupo es una secta destructiva.

Lo que aprendí  en la Fraternidad Rosacruz Aurea

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